Wingardum Leviosa



De J.K., no míos… háganme feliz y no demanden…

Wingardum Leviosa

Para Abbi, por darme la oportunidad de regresar a mi vida, por estar ahí y por echarle ganas a sus estudios. Nunca te rindas ni te desanimes, puedes lograr lo que sea… ya ves, hasta lograste que actualizara este fic XD. TQM.

- Legión… aurores… ahora…

Fueron todas las palabras que necesitaron. Hubo un revuelo general y dos minutos después una decena de aurores desaparecía del Ministerio.

Draco abrió los ojos para encontrarse desparramado en un sillón que no conocía, se levantó en un solo movimiento, asustado y miró a su alrededor, había más personas que al principio no pudo enfocar por un efecto aturdidor.

Parpadeó hasta que pudo más o menos comprender lo que ocurría y lo que había ocurrido, aunque su mente en realidad se enfocaba en procesar que ocurriría para que pudiera salir de ahí. Y rápido.

Estaba asustado, realmente estaba asustado, su respiración se aceleró al tiempo que intentaba levantarse pero unos brazos gordos y fuertes se lo impidieron, se quedó quieto en el sillón, aterrorizado.

- Hola… hijo.

Draco soltó un grito ahogado al reconocer que frente a él estaba una mujer rubia que parecía más bien su clon exacto pero en femenino y más viejo… y con arrugas y una cara de pocos amigos que al chico no le agradó nada.

- ¡Draco!

Hubiera jurado que era un chillido lo que había escuchado y no su nombre, pero antes de que pudiera reaccionar una chica un poco pesada de cabello rubio y rostro nada agradable le cayó encima apretándolo en un desagradable abrazo.

Miró para todos lados y trató de reconocer a la gente que estaba en la habitación sin éxito alguno, le dolía la cabeza y no sabía cómo había llegado hasta ahí, aunque sospechaba de algo, o mejor, de alguien.

- Te extrañé tanto, pensé que nunca te recuperaríamos – la chica le besó una mejilla – estabas con ese odioso y no regresabas y yo estaba muerta de la preocupación – besó la otra mejilla – pero me alegra ver que estás sano y salvo, ahora con nosotros – entonces besó sus labios.

Hasta ese momento, sin la memoria de lo que había ocurrido antes, los únicos besos que tenía para comparar eran los de Harry y, definitivamente, prefería mil veces los besos del moreno, con asco empujó a la rubia lejos de él, lo más lejos que sus fuerzas le permitieron.

Todos lo miraban extrañados. Excepto uno, que parecía ya haber esperado esa reacción.

- Os lo dije, los oblivates le pegaron fuerte, no hay manera de que recuerde nada.

- Pero… pero… pero…

- Pero nada Pansy, afortunadamente yo estoy a cargo. Y como soy más listo que vosotras, tengo esto…

El hombre levantó un pequeño frasco en el que se distinguía una poción de color escarlata. Todos soltaron una exclamación, al parecer los había sorprendido.

- Sinceramente, no sé qué harían sin mí, yo fui el que encontró a Draco, fui yo quien hizo todo para que llegara hasta aquí y lo mejor de todo… soy yo el que tengo la poción.

Draco anotó mentalmente todo eso, a Harry le parecería muy interesante saber quién era el que había organizado esa pequeña guerra, no sabía su nombre, no podía pensar claro, pero según lo que había oído de Harry, el único que podría tener la poción era Snape…

- Bueno, bueno, sabemos que eres grande y maravilloso, ahora dame eso.

Pansy arrebató el bote y lo abrió, Draco se irguió en el sillón dispuesto a no dejar que, lo que fuera eso… entrara por su boca, pero los movimientos bruscos de Pansy al taparle la nariz lo obligaron a abrir la boca buscando aire y cuando la chica cerró su mandíbula aún sin dejarlo respirar Draco tuvo que tragar absolutamente toda la poción. Tenía un sabor amargo y era muy viscosa, sintió los restos atorarse en su garganta y ganas de vomitar; empujó a Pansy de nuevo e intentó dar arcadas, pero los brazos tras él se lo impidieron.

- Bien, ahora sólo tenemos que esperar el efecto y entonces Draco, compañero, volverás a ser el de antes.

No quería, no quería recordar, sabía que vendrían muchos malos recuerdos y no quería, tenía miedo de saber qué había ocurrido, tenía miedo de conocer al verdadero Draco.

No ahora, no ahora que estaba solo…

Harry se apareció en el lugar y se dirigió a la puerta dispuesto a tirarla con un solo hechizo, estaba furioso, definitivamente furioso con quien estaba detrás de todo eso y no se había atrevido a darle la cara, iba a asesinar a todos los que se le pusieran enfrente.

De pronto sintió un jalón y alguien le cubrió la boca, había dos personas.

- ¡Tú¡Y tú! Malditos traidores, me las pagarán…

- Oh, cállate Potter.

Harry se soltó y les apuntó alternativamente, decidiendo a quien de los dos se cargaría primero.

- Snape, Zabini.

- ¿Y bien? – preguntó por enésima vez Pansy.

Draco sólo le devolvió una mirada llena de rabia y rencor, no estaba dispuesto a responderles nada de lo que preguntaran y ahora mismo se mordía los labios. Sentía sus pensamientos hirviendo y ocasionalmente aparecían imágenes inconexas que no entendía.

- Draco… cariño, escucha… - intervino Narcissa – te queremos aquí, con nosotros, por que es aquí a donde perteneces, sabemos que el secuestro con Potter pudo haberte afectado pero…

- ¡No me secuestró! – gruñó Draco en el límite de su paciencia.

- Oh… bueno, técnicamente sí lo hizo. Te mantuvo bajo su techo, con tus recuerdos borrados y sin tu consentimiento…

- Tenía mi consentimiento – refutó Draco escupiendo las palabras.

- Bien… pero aún así, te tenía sin recuerdos ¿Cómo ibas tú a saber que lo odiabas a muerte? Que…

- Lo sabía, él me lo dijo.

Narcissa y Pansy intercambiaron una mirada asustada.

- ¿Entonces…? – Se atrevió Pansy - ¿Entonces estabas con él por tu… voluntad?

Draco asintió con firmeza, al tiempo que imágenes de lo que parecía ser su infancia llegaban a su mente y lo golpeaban con mucha fuerza. Cerró los ojos, le dolía la cabeza y quería salir de ahí.

Se escuchó una explosión en la habitación contigua y Goyle salió corriendo de ella.

- ¿Dónde está el jefe? – preguntó asustado.

- Afuera, parece que hay aurores rondando ¿Qué ocurre ahí?

- Creo que…

Se escuchó una nueva explosión y la puerta se vino abajo, dejando ver la figura de un mago moreno detrás de ella.

- …Que el hechizo que lanzó ya no tiene efecto.

Neville buscaba con desesperación a Harry, los aurores ya estaban intentando entrar en la casa, pero varias extrañas barreras se habían levantado y les impedían el paso. ¡Y para rematar el moreno estaba desaparecido!

- ¡Harry!

Lo encontró, sentado en el piso mirando fijamente a dos personas que reconoció inmediatamente: Severus Snape y Blaise Zabini. Neville les apuntó.

- No… Neville… - pidió Harry.

- Pero Harry…

- Neville – Harry sacudió la cabeza y Neville bajó la varita – no vas a creerlo, pero en este momento en verdad necesitamos una explicación y los únicos que pueden darla son ellos.

- Robaron la poción – informó Blaise – en estos momentos está recuperando sus recuerdos.

- Pero dijiste que sólo los recuerdos más fuertes…

- Mejoré la fórmula, por eso había estado tardando tanto tiempo – respondió fríamente Snape.

- Aún así, tú entregaste a Draco y usaste a Dean en eso – acusó Neville apuntando de nuevo a Blaise. Harry también envió una mirada de desconfianza.

- Hazlo – ordenó Snape y empujó a Blaise hacia el frente.

Los tres esperaron… Blaise estaba nervioso, pero aún así levantó su camisa y dejó ver su antebrazo.

Harry levantó los ojos confundido.

- He estado vigilando lo que ocurre cerca de tu casa Potter, desde que pudimos localizar a Draco – Harry lo miró con enfado – no puedes culparnos, pasaste siete años peleando a muerte contra él, no confiábamos en ti, después nos dimos cuenta de que era la mejor manera de mantenerlo seguro… desafortunadamente ellos – señaló la casa – lo encontraron primero, y tengo que admitirlo, fueron más astutos.

- Pensé que había quedado claro – agregó Snape – que si yo digo que Blaise Zabini no es mortífago y que si yo digo que pueden confiar en él, estoy diciendo la verdad.

- Pero, entonces ¿Quién…? – intentó Neville.

- Ayer – continuó Blaise rápidamente – tenía que ir a tu casa por la tarde, pero los mantuve vigilados todo el día, hubo un momento en que Dean salió de la casa, y me pareció que no era el único que vigilaba sus movimientos, pero no le presté atención – su voz sonaba arrepentida – para cuando llegué hasta él tuve que inventar un pretexto para acercarme y aún así no encontré un momento para asegurarme que no estuviera bajo el imperius, así que decidí escoltarlo hasta su departamento, donde sabía que Draco estaba protegido y no podrían hacerle daño…

- Le gritaste a Draco cuando te preguntó por la marca – aseguró Harry.

- ¡Estaba nervioso, maldita sea! – gritó Blaise –cuando me pongo nervioso grito… primero no saber si Dean estaba hechizado y luego ustedes – señaló a Harry – ¡En el sillón…!

- Eso no explica¿Quién es el que lanzó el hechizo sobre Dean¿Quién robó la poción y…?

- ¿Es que aún no se da cuenta Longbottom? – preguntó Snape con sorna – pensé que reconocería la casa de un… viejo amigo.

Neville levantó la vista y aunque al principio no encontró nada extraño, un pequeño sobresalto hizo que comprendiera.

- ¿Harry?

Harry asintió.

Draco estaba sudando frío, ahora había recuerdos de su adolescencia cruzando por su mente, muchos de los cuales no eran nada gratos para él, había mortífagos, sangre, guerra… y había un hombre… Lord Voldemort…

Dean no tuvo problema para librarse de Goyle, y ahora su única enemiga a vencer era Narcissa, quien aunque ya mayor, tenía una destreza extraña con la varita que lo estaba sorprendiendo.

Pansy se había tirado en el piso junto a Draco y lloriqueaba asustada.

El hombre que hacía las veces de líder entró en la estancia y miró la escena.

- Tenemos que salir de aquí – alertó – hay aurores rodeando la casa, no entiendo cómo pudieron…

- Cállate y ayúdame con este – gritó Narcissa.

El hombre tiró un hechizo aturdidor y desmayó a Dean.

- Bien… intentemos calmarnos. Crabbe está afuera, nos avisará si esos malditos logran romper la barrera, si Potter está con ellos entrarán en menos de cinco minutos, así que necesitamos un nuevo escondite ¿Sugerencias?

- ¡Se supone que este lugar era el más seguro! - chilló Pansy.

- Era, ya no es, ahora tenemos que largarnos ¡muévanse! Y tú – ordenó a Goyle que intentaba reaccionar – llévate a Dean, lo quiero intacto ¿entendido?

Pansy se abrazó a Draco e intentó levantarlo, pero no pudo contra el peso del rubio.

- Usa un maldito levitador, tonta – bufó Narcissa.

La rubia Parkinson comenzó a lloriquear más fuerte, ahora tenía miedo.

- En realidad, Potter, ninguno de los que están ahí dentro estuvo en batalla en los tiempos del Lord, eso explica todos los errores que cometieron. Pensaban aterrorizar y lo único que consiguieron fue una legión de aurores sobre ellos – puntualizó Blaise.

- Bien.

Harry dio un paso hacia atrás y se colocó en posición de duelo.

- Entonces… es hora de que vean que esto no es un juego.

Blaise abrió la boca y pretendió hablar, pero antes de que saliera media palabra Harry ya había lanzado un hechizo contra la puerta de la casa y ésta había desaparecido.

- Wow… - fue todo lo que pudo decir, una oleada de aurores entraron tras Harry.

Adentro todo parecía bastante normal, excepto por el hecho de que estaba atestado de magia oscura, una obviamente practicada por novatos, pero aún así magia oscura, que Harry pudo percibir al instante.

Escuchó un ruido y vio como uno de sus aurores había atrapado a un chico enorme, gordo y feo que reconoció como Crabbe, era lo que menos le importaba, él siguió corriendo y tiró la puerta que daba a la estancia.

- ¡Alto!

Delante de él estaban Pansy, intentando levitar a un Draco semiinconsciente y Goyle con el cuerpo de Dean.

Los aurores entraron rápidamente y se encargaron de ellos, no fue difícil, aunque habían presentado resistencia al final los hechizos aturdidores les dieron de lleno.

- ¡A ella!

Otros aurores se lanzaron sobre Narcissa, quien intentaba huir de la escena discretamente.

Harry analizó el lugar, había algo que no le agradaba en todo eso. Aunque a Dean y a Draco ya los estaban atendiendo él sentía que había sido demasiado fácil… demasiado…

- Ha… Harry – lo llamó Draco - cuidado…

Al momento Harry volteó sólo para ver a un rostro bastante conocido, pero que aún así no dejó de sorprenderlo.

- Seamus…

Neville entró en ese momento a la habitación, y en cuanto vio a su amigo no pudo evitar estremecerse.

Dean y él habían confiado en Seamus para todo, siempre… había sido un gran apoyo, pero ahora quedaba todo claro.

Seamus y Dean habían sido pareja en la escuela, pero a pesar de esto Neville había aceptado al chico, pensando que tenía buenas intenciones, lo había engañado… los había engañado. Pensó que Seamus había superado con el tiempo todo lo que había ocurrido para que Dean terminara con Neville, pero ahora comprobaba que no.

¿Desde cuándo se había unido a las filas del Lord? Era la pregunta… ¿Desde cuándo estaba pasando información de lo que Dean y Neville le platicaban sobre Harry¿Qué tanto sabía?

La respuesta le llegó a Neville con un sabor amargo.

Si Seamus había logrado dirigir a los mortífagos hasta ahí y había logrado arrancar a Draco del departamento a pesar de la seguridad…

- Hola Harry… Neville… un honor tenerlos en mi humilde hogar.

Harry sintió escalofríos, no podía recordar a Seamus de otra manera que el niño con el que había compartido dormitorio por siete años en Hogwarts. Y obviamente este chico no era el mismo.

- Seamus ¿por qué?

- Bah, esperaba una pregunta más inteligente…

Uno de los aurores lanzó un aturdidor que Seamus esquivó.

- Por que me cansé de ser lo que era, por que quise, por que me sentí traicionado… hay muchas razones, yo qué sé – se encogió de hombros.

- Seamus… si no opones resistencia los cargos contra ti serán menos severos…

- ¿En serio? Qué esperanzador…

El auror que lo había atacado salió volando con un hechizo de Seamus.

- Seamus¡Basta! – ordenó Harry – sabes que contra mí no tendrás oportunidad de todas formas, detente.

- No… no tendría oportunidad si usara un simple Avada Kedavra…

Harry vio por el rabillo del ojo que Draco se había arrastrado hasta Dean, eso era mejor, que se alejara, no sabía lo que Seamus iba a hacer o si sería peligroso.

- El castigo que tú mereces es mucho más fuerte y… doloroso.

- Seamus…

- ¿Qué castigo crees que te mereces, Potter?

Los ojos esmeraldas brillaron, con un poco de entendimiento.

- Oblivates – susurró Harry y Seamus rió.

- Eureka¿Quién crees que le sugirió a Lucius ese castigo tan… peculiar?

- ¡Tú! – respondió Harry asustado, se lo habría esperado de todos, menos de él.

- Vaya, así que aún recuerdas, el boggart en último año Harry ¿Cuál era tu peor miedo¿Ser oblivateado¿No recordar nada de tu vida pasada nunca más?

- El boggart tú…

- Sí, yo lo puse para ti, y también el que estaba en el departamento hoy, curiosamente resulta que ahora tu peor miedo sería… esto…

Seamus apuntó a Draco y Harry se sobresaltó.

- Avada…

- ¡Expelliarmus!

Seamus cayó de espaldas, pero aún sosteniendo su varita.

- Estúpido – se levantó con algo de dificultad y le apuntó de nuevo.

Harry ardía en ira¡él había confiado en Seamus, y ahora el chico sólo le sonreía victorioso.

- Oblivate.

No pudo reaccionar, antes de que el hechizo le diera de lleno. Los aurores se habían asustado, y retrocedieron, le habían dado a Harry Potter…

Seamus levantó de nuevo la varita…

- Obli…

- Wingardum Leviosa.

La varita de Seamus se escapó de su mano y voló muy por arriba de su cabeza, volteó hacia donde provenía el hechizo y se encontró a Draco, con los ojos llenos de furia y apuntándole directamente con la varita que le había quitado a Dean.

Los hechizos aturdidores de varios aurores dieron contra Seamus y al fin lo sometieron.

Neville y Draco corrieron hacia Harry. El chico había caído al piso y su mirada estaba perdida.

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