Oblivate



Este fic es slash... ya sabéis ¿no? Hay muchos por aquí.. Relación chico/chico. Si no os gusta o sois homofóbicos, hay un tache muy lindo en la parte superior derecha de su ventana, si lo apretais os libraréis de ésta tortura. Si en contra parte os gusta el género o sois simplemente curiosos, podeis acompañarme...

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling.

Primeiro Capítulo

Oblivate

Por Adahy

Todo estaba planeado, pronto acabaría la pesadilla de los mortífagos, perseguidos por el Ministerio. Pronto, el único testigo que los podría haber delatado, estaría… mmm… incapacitado para hacerlo, por decirlo de algún modo. El plan era perfecto.

¡Sois unos estúpidos, decididamente! – gritó Malfoy sin control.

Señor, nosotros…

¡Nada!

No creo que sea buena idea tratar a los chicos así Lucius, ellos sólo hacían su trabajo, cálmate.

¡Calma! Mi único hijo y heredero ha desaparecido por culpa de éstos… ¡ineptos! Y tú me pides ¡calma!

Ya lo encontraremos…

¡Pues empiecen a buscar ahora!

Estaban en sus posiciones, siete mortífagos, los más poderosos de todos. Colocados en círculo alrededor de la trampa en la que sin duda alguna caería. El-Niño-Que vivió, El-Que-Venció. Después de 17 largos años de espera, el Chico-de-la-profecía estaba a punto de sufrir el peor de los castigos.

No sabía por qué lo tenía ahí. No era su casa, como para que le preocupara su seguridad, era una cabaña que había comprado hacía poco, pero aún así había peligro de que alguien lo encontrara y no sabía por qué diablos lo había llevado ahí, de nuevo actuando con el primer impulso y no con la cabeza. Y él que pensaba que ya había superado esa manía de niño.

Bueno, la verdad sí sabía por qué lo había llevado ahí: por compasión. Había visto cómo era atacado, no sabía qué hechizo era con exactitud, en cuanto despertara le preguntaría. No parecía herido, sólo estaba inconciente. Nada grave. En cuanto se pudiera levantar le pediría ‘amablemente’ que se fuera de su cabaña.

Estaba oscuro, pero la única persona que podía pasar por ahí era él, la víctima. Si nada salía mal en menos de un minuto la única figura que se pasearía por el Bosque Prohibido sería la de Harry Potter. Estaban sincronizados, faltaba poco… entonces se empezaron a escuchar pasos, había venido solo, el muy estúpido pensaba aún que él sólo podría vencer a los mortífagos que quedaban libres. El momento se acercaba, siete varitas se levantaron al aire.

Lo sentimos Lucius, pareciera como si se lo hubiera tragado la Tierra, no está por ninguna parte, hemos buscado en Hogwarts, en la mansión Malfoy… tenemos a varios hombres en eso.

Iré al Ministerio.

Lucius estás exagerando…

Bellatrix, mi único hijo está perdido por una estúpida equivocación.

Pero no por eso irás al Ministerio ¿qué dirás? “Hola, disculpe, soy uno de los mortífagos que están buscando y quiero que me ayuden a encontrar a mi hijo por que los otros mortífagos prófugos no lo han encontrado…”

¡Cállate! – fue toda la respuesta del rubio, que se dirigió a pasos apresurados en busca de su heredero.

Entonces al fin se pudo ver la silueta de un joven delgado de 17 años. Con paso seguro se dirigía al Bosque Prohibido, al parecer quería seguir derecho, sin darse cuenta quedó en el centro de la trampa. Al momento siete varitas se movieron y siete bocas pronunciaron el hechizo.

Llevaba horas inconciente, el hechizo que hubiese sido había sido muy potente. Lo que no entendía es por qué querrían atacar a Malfoy… o quizá más bien lo querían atrapar a él, sí, eso era más seguro. La trampa era para él. ¡Y él iba hacia ella como animal al matadero! Qué estúpido había sido. El misterio estaba en por qué Malfoy había estado ahí en su lugar. Él era hijo de un mortífago, debía saber a perfección que habría un ataque y no debía haber estado en el lugar equivocado a la hora incorrecta… ¿Por qué Draco Malfoy habría caído en la trampa de su propio padre en lugar de Harry Potter? Eso también se lo tenía que preguntar… cuando despertara… y era desesperante, por que llevaba esperando que despertara horas y horas y nada. Ni un solo movimiento.

- Oblivate – Siete, eran siete los rayos que vio estrellarse contra su propio cuerpo. Eran siete rayos que actuarían al momento borrando todas sus memorias desde quién sabe cuánto tiempo atrás.

¡Al fin despertaste! – Harry no sabía si gritarle enojado o con alegría. Al fin había abierto los ojos, al fin podía preguntarle tantas cosas…

¿Dónde estoy?

En mi cabaña



¿Qué hechizo fue?

¿Hechizo?... ¿Quién eres tú?



Harry Potter había visto todo a una distancia prudente. Sólo había visto siete rayos, no sabía exactamente qué hechizo era. Lanzó un expelliarmus, otro y uno más, los siete mortífagos que habían estado escondidos en las sombras ahora caían inconcientes varios metros lejos de él. Se acercó a ver quién era la desafortunada víctima y al ver el rostro del joven Malfoy sintió un poco de pena, lo tomó entre sus brazos y desapareció del lugar.

¿No recuerdas absolutamente nada de mí?

Errr… no estoy seguro…

¿Malfoy?



¡No juegues!

¡No juego a nada¿Quién eres tú y por qué estoy aquí?

¿Qué es lo último que recuerdas?

Pues… no sé, recibir una carta para algo… ¿Joguarmts?

Hogwarts

Eso

¿Sabes qué es Hogwarts?

No

Malfoy, te han borrado de la cabeza los últimos 7 años ¿Sabes qué edad tienes?

Ehm… no sé… - se dio un vistazo a sí mismo – como unos veinte ¿no?

Tienes 17 años

¿En serio¡Qué bien!

¿Malfoy recuerdas a tu padre?

Sí, tu padre… ¿Sabes algo de él?

No…

¿Y tu madre?

¿Mmmm…?

¡Esto es increíble¿Sabes qué es la magia?

La cosa esa donde sacan conejos de un sombrero, claro que sí lo sé…

¡Merlín!

Tras desaparecer de la escena Lucius Malfoy y Bellatrix Lestrange habían aparecido. Habían sentido la presencia mágica de Draco Malfoy y debían advertirles a los otros que tuvieran cuidado con el hijo de Lucius. Llegaron tarde, habían visto una figura oscura desaparecer con el cuerpo inconciente del heredero Malfoy.

A ver… repasemos ¿quieres?

Está bien – sonrió Draco y a Harry por poco se le cae la boca a los pies. Malfoy sonriéndole era una de las cosas que estaban en su lista de: “Si sucede, se acerca el Apocalipsis”.

Tu nombre es…

Daniel Evans – Bueno, Harry no había podido resistirlo, tenía a Draco Malfoy, su peor enemigo, sin memoria alguna, frente a él, dispuesto a creerle todo lo que le dijera…

Y tienes…

17 años y 5 meses… acabo de graduarme y voy a estudiar medicina.

Vives en…

Vivía en Escocia, pero cuando me gradué tuve que mudarme, justo ahora no tengo casa…

Tu familia…

Mis padres me abandonaron cuando nací, no tenía más familia que mis tíos, pero murieron el año pasado – la mirada de Draco ensombreció y pareció triste de no tener familia. Harry sintió que hasta podría compadecerse de él…

Y estás aquí porque…

Tuve un accidente y me golpeé la cabeza, tú, amablemente me trajiste a tu casa cuando me encontraste.

Yo soy…

James Potter, trabajas para la policía de Inglaterra y… eres un amigo mío muy cercano – Había tenido que inventar algo ¿no? Tenía que convencer a Draco de que todo lo que le había contado era verdad y qué mejor manera que haciéndose pasar por su mejor amigo… el íntimo que sabe absolutamente todo de él…

Bien, parece que así no nos costará mucho trabajo que recuperes la mayoría de recuerdos que perdiste – Harry sonrió y Draco le devolvió una tímida sonrisa. Había un ‘no sé qué’ que no terminaba de darle confianza a Draco, pero bueno… el chico moreno se estaba portando muy bien con él. (NA: O eso cree Draco xD).

Habían pasado algunas semanas desde el accidente y Harry había decidido que Draco… es decir, Daniel no era peligroso, había comprobado infinidad de veces que no recordaba nada de su vida, pero las cosas elementales, como los modales en la mesa, la elegancia y todas esas extrañas enseñanzas sí las recordaba. Al principio había estado tentado a sacarlo de su casa y dejarlo en el abandono total. Pero es que daba pena… Daniel lo creía su mejor amigo, le contaba que tenía miedo de no recordar nada y a veces hasta lloraba por sus tíos muertos… Además, cuando Harry salía de la cabaña para arreglar los asuntos pendientes y sobre todo, para declarar en contra de los mortífagos que andaban sueltos, Daniel se quedaba en casa y se dedicaba a hacer los quehaceres, Harry no tenía idea de que Draco supiera cómo mantener limpia y ordenada una casa, pero el cambio era asombroso. Desde que Draco vivía en la cabaña con él, no había una sola cosa que pudiera reclamar estar fuera de lugar.

Le había dado tanta pena por Draco que hasta había tratado de encontrar información sobre oblivates y posibles curas. Un día le preguntó a Poppy, la respuesta no fue nada alentadora. Las victimas de oblivates múltiples y potentes no se recuperaban totalmente nunca, según la enfermera. Un día hasta le había preguntado a Snape… y después de algunos insultos y muchas indirectas, el ex-profesor de pociones le había hablado de una que podía devolver algunos recuerdos a una mente ‘oblivateada’.

Ese día cuando llegó a su casa se encontró con la escena más enternecedora que se hubiera podido imaginar. Daniel/Draco estaba acostado en el sillón de la sala, los modales y la elegancia totalmente en el olvido mientras su cuerpo respiraba acompasadamente y su boca se adornaba con una sonrisa encantadora. Estaba durmiendo. Harry quería ayudarle a Daniel… aunque ello llevara a recuperar a Draco y con ello a su peor pesadilla. Despertó a Daniel, lo guió hasta su cama y lo arropó para que durmiera tranquilo. Luego él mismo se fue a su habitación y durmió como nunca. Al otro día se fue a trabajar.

Había tenido un día muy duro, al fin habían logrado atrapar a los últimos mortífagos libres: Dolohov y los Lestrange y… Malfoy. Después de declarar todo lo que sabía sobre ellos fueron enviados a Azkabán, ahora la cárcel estaba custodiada por millones de hechizos y un montón de criaturas mágicas que se habían ofrecido a colaborar. Los dementores al final habían sido destruidos por docenas de Patronus, para felicidad de Harry.

En cuanto llegó a su casa supo que algo fuera de lo normal lo esperaba. Y no estaba equivocado. Al entrar a la cabaña se encontró con un aterrorizado Draco/Daniel encogido detrás de un sillón y frente a él, Ronald Weasley sonreía, ejem, de hecho… se carcajeaba.

Jajajaja, Harry, me tienes que decir cómo transfiguraste a tu elfo doméstico en Malfoy

¡Ron!

¿Qué? Pero si es chistosísimo…

¿Daniel estás bien?

… S-s-s-ssí… pe-pe-pe-ro, éste hombre entró po-po-por… la chimenea

¡Ron!

Usé la red Flu ¿Por qué se asusta tanto¿Daniel?

Nada, déjalo ¿Qué quieres?

Pues nada, venía de visita, supe que habían atrapado a los otros mortífagos y al padre de éste – señaló con la cabeza a Draco- y quería festejar.

No hay nada que festejar – cortó amenazadoramente Harry y llevó ‘amablemente’ a Ron hacia la puerta, cuando el pelirrojo quiso reaccionar, Harry ya le había estampado la puerta en las narices.

¿Estas bien Daniel? – Harry se puso en cuclillas frente a él y lo miró a los ojos.

No… - Draco bajó la mirada.

¿Estas asustado? – Harry le dedicó a Draco una mirada de ternura y comprensión y Draco hizo lo que, nunca, siendo Draco hubiera hecho: Se abrazó a Harry lo más fuerte que pudo y empezó a llorar.

No… no entiendo lo que pasa… - Estaba llorando como nunca, en el hombro de Harry, quien no sabía si quitarlo, abrazarlo, consolarlo, decirle la verdad o qué cosa…

Tranquilo – Optó por calmarlo primero. Así podría explicarle toda la verdad. Que lo que había vivido las últimas semanas había sido una mentira. Estaba decidido, la visita de Ron lo había devuelto a la realidad: no podía mantener encerrado a Draco, haciéndole creer que era Daniel Evans… un pobre muggle que añoraba ser doctor… por mucho que se hubiera llevado mal con Draco no podía hacerle eso a nadie, ya había sido suficiente para una broma.

Te quiero – fue un susurro ¿o un balde de agua?

¿Eh? – Harry rompió el abrazo y abrió mucho los ojos.

Te quiero – susurró Draco de nuevo y bajó el rostro totalmente rojo.

El shock invadió a Harry. Definitivamente ya era mucho para una simple bromita. Esa ‘pequeña’ bromita había trastornado al rubio. Mira que ir y decirle que lo quería… Estaba bien que Harry hubiera sido ‘bueno’ con él los últimos días, pero de eso a que lo considerara un amigo al que se pudiera querer…

Daniel… yo…

Te quiero mucho James – Draco se abrazó de nuevo a Harry y lo apretó con fuerza.

Daniel… - suspiró Harry, tenía que decirle la verdad, pero al parecer ese no era el mejor momento.

Te amo – dijo Draco tan bajito que nadie hubiera podido oírlo, pero lamentablemente, lo había dicho al oído de Harry y él sí que lo había escuchado – gracias por ayudarme, por dejarme vivir en tu casa, por estar ahí siempre que te necesito. No sé si antes de que perdiera la memoria te lo había dicho, pero hay algo dentro de mí que me dice que siempre te he amado. Te amo James.

Harry hubiera querido reaccionar, pero no podía hacer nada. Primero, estaba atrapado entre los brazos de Draco, segundo, acababa de escuchar una declaración de amor de la persona que menos lo esperaba y tercero, un horrible nudo se había apoderado de su garganta.

Sé que no me correspondes James – Merlín, si Draco seguía susurrándole cosas al oído Harry no soportaría y se pondría a llorar ahí mismo, tenía que decirle toda la verdad… - pero dame una oportunidad, prometo que no te defraudaré. Te amo.

A… mí, no me… gustan, los… hombres – Al fin pudo articular Harry.

Oh… lo supuse… pero yo… bueno, pensé que me darías una oportunidad, lo siento… - Draco se separó de él, los ojos estaban humedecidos – no te volveré a molestar.

Y Draco se fue a su habitación. Cerró la puerta con cautela, dejando a un Harry Potter horriblemente confundido en mitad de la sala. “No me lo puedo creer, nada de esto es verdad, es un sueño y cuando despierte estaré bien…” Fue el pensamiento que se apoderó de Harry toda la noche, sin darse cuenta, se había subido al sillón y se había quedado dormido ahí mismo.

Como a las nueve de la mañana del otro día la luz invernal lo despertó y se dio cuenta de que no había tenido frío por que Daniel había traído algunas mantas para arroparlo. Suspiró. Tenía un largo día por delante… tenía que explicarle seriamente a Daniel… Draco, quién era realmente y… bueno, luego estaba dispuesto a recibir un par de insultos y uno que otro golpe.

Daniel, tenemos que hablar – Draco se puso muy nervioso y enrojeció.

No, yo… lo siento, no volverá a pasar.

Necesito decirte la verdad…

¿Qué verdad?...

Pues… lo que pasó antes de que perdieras la memoria…

No quiero saberlo.

Pero…

¡Que no!

Es que…

¡Cállate!

Pero yo…

¡Pum…! Una almohada de plumas de ganso fue a estrellarse contra el rostro del moreno, situación aprovechada por Draco para huir de la escena del crimen. Saliendo por primera vez de la cabaña.

¡Daniel!

James… - suspiró el rubio.

No vuelvas a salir así, me asustaste yo estaba… preocupado por ti – hasta el mismo Harry se sorprendió ante ésta afirmación.

James… ¿Qué es Voldemort?

¿Eh? Oye… el clima está frío ¿por qué no vamos a la cabaña?

Y… ¿Qué es Malfoy¿Y qué es Oblivate?

En serio que me estoy congelando…

¿Qué es un mortífago¿Quién es el-niño-que-vivió?

Brrr, mira, parece que va a nevar…

¡JAMES POTTER NO ME CAMBIES DE TEMA!

Yo… err… lo siento… es que… bueno… verás…

Y algunos minutos después en medio de la delgada capa y los copos de nieve que comenzaban a caer…

¡HARRY JAMES POTTER ME LAS VAS A PAGAR!

¿Continuará?

Compartilhe!

anúncio

Comentários (0)

Não há comentários. Seja o primeiro!
Você precisa estar logado para comentar. Faça Login.