Rictusempra



Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling.

Rictusempra
Por Regan

Al día siguiente pasarían un par de cosas importantes…

Draco despertó lentamente, la luz entraba ligeramente por la ventana. Tardó un poco en ubicarse, después de todo, era un lugar extraño… cuando al fin confirmó que estaba despierto se sentó en la cama, aún sin quitarse las cobijas de encima y lentamente dio un estirón a una mano, luego a la otra… cerró los ojos, disfrutando de la sensación de estar aún medio dormido. Todavía tenía los ojos cerrados cuando se levantó de la cama, dejando caer las mantas al piso. Se dio cuenta que, una vez más se había quedado dormido con ropa, refunfuñando y sin abrir los ojos empezó a desabrocharse la camisa hasta que la dejó caer al piso. Luego al pantalón, lentamente lo fue bajando, se sentó en la cama de nuevo para sacarlo completamente, se levantó y se dirigió al cuarto de baño, fue ahí cuando tuvo que abrir los ojos, escuchó que la puerta de la habitación se cerraba. Desconcertado la abrió, pero no había nadie…

En la sala un agitado Harry rogaba a Neville que guardara silencio con una mano, mientras que con la otra le cubría la boca. Pasado un rato ambos se la calma pareció volver.

- Lo siento yo… no sabía que ustedes…
- No, no, no yo sólo… - Harry enrojeció – nada… iba a hablar con él, es todo.

Esa mañana Harry había despertado extrañamente más temprano. Decidió dar un paseo evaluativo por el departamento y el paseo terminó en la puerta de la habitación donde dormía Draco. En un impulso decidió abrir la puerta lentamente y se quedó observando que Draco aún dormía, sin sentir su presencia. Estaba a punto de cerrar la puerta cuando sintió que Draco se levantaba y, por alguna razón se quedó quieto en la puerta, observando lo que hacía el muchacho de ojos grises que en ese momento estaban cerrados.

No lo había hecho a propósito, pero se había quedado embelesado cuando Draco había empezado a quitarse la ropa. Harry nunca lo había visto sin ropa. De repente se dio cuenta de lo que estaba haciendo “¡Harry, reacciona!”, esa extraña vocecita tan molesta, en su cabeza lo hizo darse cuenta que estaba espiando a Draco Malfoy… y justo cuando volteó para emprender una furtiva retirada, se encontró frente a frente con Neville.

Neville… quien lo miraba con los ojos como platos…

- ¡Harry! ¿Qué?

En un rápido movimiento Harry cerró la puerta y arrastró – literalmente – a Neville hasta la sala.

Ahora estaban ahí, mirándose a los ojos, intentando saber lo que pasaba por la mente del otro.

- No hay problema Harry, por mí no hay problema, tu sabes… yo lo acepto
- ¡¡Que no hay nada!
- Está bien, está bien, no hay nada…. – Neville levantaba las manos en señal de rendición, después de todo, los gritos de Harry lograron su propósito: callarlo.
- Bien…

Hubo unos segundos de silencio hasta que Neville retomó la conversación…

- Sin embargo…
- ¡¡Neville!
- No Harry, ¡vuelve aquí, te necesitamos! ¿No te das cuenta? El que tienes ahí no es Malfoy… y nunca lo volverá a ser…
- Tú no sabes…

- Sí, si lo sé, prácticamente todo. Soy un sanador Harry, sé de estas cosas… más de lo que tú sabes, y el que está ahí ya no es Draco y no lo será jamás, es Daniel y te ama
- Pero es un…
- ¿Hombre? ¿Sabes algo? Dean también es un hombre y yo lo amo, no veo por qué sigues tan cerrado Harry – Neville se dio la vuelta indignado y salió del departamento para dirigirse a su trabajo.

A una distancia prudente Dean observaba la situación. Cuando Neville se hubo ido, Dean se acercó a Harry y le dio un abrazo.

- Sólo piénsalo mejor Harry.
- Lo haré – suspiró. Pero ahora no. No tenía ganas de pensar más en eso…

Draco, ajeno a toda la situación, salió de la habitación después de darse un buen baño. Sonriente se dirigió a tomar su desayuno, hasta que vio las caras – de no tan buen humor – que tenían Dean y Harry.

No preguntó, en todo caso, ellos le dirían algo si fuera importante para él… Tampoco quería preguntar sobre lo que había pasado el día anterior, prefería seguir así, alejado de todo, más que nada, alejado de los mortífagos.

Cuando se cansó de la tensión en el ambiente decidió hablar para relajarla, no sabía bien de qué hablar para que el tema no se desviara a lo ocurrido el día anterior, así que habló de lo primero que se le ocurrió hablar…

- ¿Dónde está Nev?
- Fue a trabajar – sonrió Dean, mirando de reojo a Harry.

Harry dio un resoplido. “¿Por qué tanto interés en Neville? ¿Ahora lo llamaba Nev?” Suspiró profundo, tenía que calmarse, estaba siendo irracional aunque… esa voz en su cabeza… “Por Merlín, Harry desde que trajiste a Draco a vivir contigo ¿Qué has hecho racionalmente?”… “Nada”, fue la auto respuesta… Sin querer se había quedado callado, viendo a un punto cualquiera en la sala. Una mano subiendo y bajando frente a él lo devolvió a la realidad.

- Planeta Tierra llamando a Harry.

Era Draco, que pasaba la mano de arriba hacia abajo frente a sus ojos. Harry volteó el rostro enfadado. De repente se encontraba de muy mal humor…

Se levantó sin siquiera haber terminado el desayuno y salió del pequeño departamento dejando a un desconcertado Draco y a un malhumorado Dean.

- No puedo creerlo, lo está haciendo de nuevo, se está comportando como un niño inmaduro.
- ¿Hice algo malo?... lo siento yo no quería… - Draco se sentía fuera de lugar, sospechaba que había hecho algo malo, pero… ¿qué?
- No hiciste nada malo, es él el que tiene que arreglar algunos asuntos consigo mismo – Dean se levantó de la mesa y acarició cariñosamente el cabello de Draco. En su interior comenzó a reír, nunca en su sano juicio hubiera imaginado tal escena, pero ahí estaba, el príncipe de Slytherin… tan indefenso… y tan necesitado de cariño.

El resto del día pasó sin mayores complicaciones para las dos únicas personas en la casa. Dean había dejado de trabajar por un tiempo, así que pasaba todo el día en el departamento. Draco estaba feliz de no pasar el día solo nuevamente.

Entre los dos asearon el departamento al estilo muggle, a Dean le gustaba hacerlo así, pocas veces sacó la varita y cuando lo hizo fue para hacer encantamientos pequeños, que no hicieran gran parte del trabajo. Draco se estaba divirtiendo, estaba sonriendo después de mucho y se rió aún más cuando accidentalmente tiró un cubo de agua sobre Dean.

- Ups…

Recibió una mirada glacial… y cuando quiso salir corriendo lo único que logró fue que Dean le vaciara encima otro cubo de agua. Lo que siguió fue una guerra de agua, jabón y objetos de limpieza que volaban de un lado al otro del departamento. Los sillones se habían convertido en trincheras improvisadas y los cojines en proyectiles de alto calibre.

Dean tenía más fuerza que Draco, así que cuando envió el último proyectil, el que decidiría le guerra a su favor, estaba tan distraído que no se dio cuenta que la puerta del departamento se estaba abriendo y…

- ¡Dean, Daniel! ¿Qué diablos están haciendo?

Harry estaba empapado, de pies a cabeza y su rostro contraído en un rictus que combinaba la risa con el enfado.

Draco no pudo evitar un ataque de risa al ver la escena y Dean no se quedó atrás. Harry se quedó quieto en su lugar, viendo alternativamente a los dos chicos y su rostro se suavizó.

Había estado trabajando y pensando. Pensó mucho, en su pasado, en su presente y por qué no… también en su futuro. Se alegraba de que Draco hubiera tenido compañía y diversión… PERO… no le gustaba ser parte de la diversión.

- ¿Les gusta mucho reírse, no?
- Ahh no…

Dean, intuyendo lo que Harry quería hacer, salió disparado hacia la trinchera contraria, donde Draco no entendía la situación, pero seguía riéndose.

Harry echó una mirada sospechosa a los dos magos frente a él y sin más sacó su varita ante dos pares de ojos que lo miraban sorprendidos.

- Rictusempra

Y un rayo plateado fue a dar primero contra Dean y luego contra Draco. El resultado: Dos hombres, uno moreno y uno rubio, tirados en el piso destornillándose de risa.

Las lágrimas empezaban a salir de los ojos de las víctimas de su hechizo, cuando Harry decidió pararlo y mirar fijamente a los dos magos, que poco a poco iban recuperando la respiración.

- ¡Eso fue trampa! – Dean se levantó de su lugar con un fingido gesto de indignación
- ¿Ah sí? Hubiera sido trampa si yo hubiera estado jugando pero…
- No estabas jugando, pero ahora sí

Harry no había sentido la presencia de Draco, quien hábilmente le quitó la varita y se la arrojó a Dean para acto seguido tumbar a Harry en el piso y empezar a hacerle cosquillas.

- Es mucho más divertido hacerlo manualmente – guiñó Draco mientras Harry no paraba de reírse bajo él. Las manos de Draco hábilmente tocaban los lugares más sensibles, hasta que Harry se rindió.

La puerta del departamento estaba abierta, así que Neville entró preocupado, esperando encontrar cualquier cosa menos lo que vio. Sonrió para sí mismo, había llegado justo a tiempo para encontrarse con un momento que nunca olvidaría, que conservaría para siempre en su mente aunque no estaría mal si…

Entró silenciosamente al departamento y tomó un objeto que tenía guardado en un mueble del recibidor, uno que hacía tiempo no había usado, pero que era un buen momento para desempolvar…

Dean estaba recargado en un sillón, de pie, sonriendo y mirando al piso, donde dos magos estaban tumbados. El primero, Harry, sonreía forzadamente después de una sesión de cosquillas, estaba más despeinado de costumbre y muy mojado. Sentado a horcajadas sobre él, Draco Malfoy se mordía el labio para evitar reírse más, él también estaba mojado y el cabello rubio caía sobre sus ojos y sus manos estaban colocadas a cada lado del torso de Harry.

El momento se detuvo ante sus ojos, ninguno de los dos notó un ‘clic’ que sonó en el aire. Harry se levantó hasta que su cabeza quedó a escasos centímetros de la de Draco, con levantarla un poco más…

Draco pensaba lo mismo, si sólo dejara caer la cabeza un poco, podría… pero alguien fue más hábil que él, antes de que se diera cuenta Harry se había aventurado, uniendo labio contra labio en un momento tan corto que más bien le pareció un flash…

Un momento.

En verdad había sido un flash…

Tres cabezas voltearon al mismo tiempo hacia el recibidor, donde un sonriente Neville sostenía una cámara fotográfica de la que salía niebla morada.

Por un momento sólo se escuchó el silencio que cruzó la habitación.

- Ehm… ¿Hola? – Se aventuró a hablar Neville, aún sosteniendo la cámara.

El momento se había roto.

Draco se levantó y le tendió la mano a Harry. Dean simplemente sonrió, no podía carcajearse sin herir susceptibilidades… así que se reservó la risa para cuando estuviera a solas con su pareja.

Los rápidos movimientos del rubio y el moreno, tratando de evitar el nerviosismo sólo causaban hilaridad a la pareja en la habitación. Les recordaban a ellos mismos hacía un tiempo… cuando sabían lo que sentían, pero no estaban seguros de lo que sentía el otro. Cuando cualquier gesto podía ser interpretado de diferentes formas.

- Dean… ¿Tenías que causar todo este estropicio para limpiar el departamento? – refunfuñó Harry mientras trataba de exprimir su ropa.
- Sí – fue la tajante respuesta del sonriente chico.
- No seas aburrido James, fue muy divertido, no lo puedes negar – respondió un aún ruborizado rubio.

- Bueno, bueno. ¡Basta ya!… todos a descansar… Fregotego.

En un abrir y cerrar de ojos del departamento quedó completamente limpio y ordenado, gracias a las varitas de Dean y Neville, que actuaban rápido.

- Si mamá Neville – Draco tenía una sonrisa de burla en el rostro, pero muy diferente a la que se le había visto en los últimos años. Neville lo miró con fingido enfado.

- En serio Nev, cada día te pareces más a Molly.

- ¿Molly? ¿Molly Weasley? – Neville empezó a moverse rápidamente – No, no, no… que no, no me parezco en nada… en nada… ¡¡en nada…!

Harry miraba divertido a Neville corriendo para acá y para allá fingiendo ordenar cosas. La señora Weasley era famosa por dar órdenes, y aún más famosa por que todo mundo las obedecía. Hasta cierto punto era comprensible que Neville se pusiera nervioso. Hacía algún tiempo, cuando la guerra estaba en su punto máximo, la señora Wealsey había ‘adoptado’, por así decirlo a los chicos durante las vacaciones, ella iba directamente a cuidarlos a Hogwarts, de donde no podían salir… después de pasar tanto tiempo con ella la situación había llegado a ser traumática para los jóvenes Gryffindors…

De pronto algo atrajo su atención: En el pasillo de las recámaras, Draco y Dean cuchicheaban, mejor dicho, Dean le decía algo al oído a Draco y éste último sólo atinaba a asentir ruborizado.

Caminó lentamente hacia ellos y observó la causa de los comentarios: una fotografía que Draco sostenía fuertemente. Cuando Draco se sintió observado levantó la cabeza y le sonrió a Harry, desde lejos le mostró la foto: Neville había captado exactamente el momento del beso… que se repetía una y otra vez en la foto.

Harry se ruborizó tremendamente y sólo sonrió, para luego dar un pretexto ininteligible y huir hacia la cocina.

Draco guardó la foto consigo, en uno de los cajones de la habitación, prometiendo que por nada del mundo se separaría de ella. Era un recuerdo muy especial…

Quizá iba siendo momento de volver a hablar con Harry… después de todo el moreno había sido el que había tomado la iniciativa ¿no? Tal vez… y sólo tal vez… habría una esperanza para él.

Aún sonriendo se tumbó en el sillón de la sala, el que hacía sólo unos momentos le había servido como trinchera, ahora le servía como diván, para reflexionar sobre su vida… o por lo menos la parte que recordaba, con Harry a su lado.

Media hora después Harry salió de la cocina con algunos bocadillos. Hablaron tranquilamente el resto de la tarde, hasta que la noche cayó, trayendo consigo su característica oscuridad invernal. Fue entonces cuando el rostro de Harry se tornó serio y se levantó del sillón.

He decidido hacer algo… y quiero que me ayuden.

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